La piedra angular del tratamiento de la diverticulitis no complicada consiste en antibióticos, reposo intestinal, y analgésicos.
Los antibióticos que cubren bacilos Gram-negativos y anaerobios son típicamente recetados por 10 días. Los antibióticos orales y el tratamiento ambulatorio es adecuado cuando los pacientes tienen síntomas leves, y son capaces de tolerar los líquidos, debido a que tienen una función intestinal normal, y no muestran evidencia de enfermedad complicada.
Pero se requiere hospitalización para los casos graves de diverticulitis aguda, especialmente si el paciente es incapaz de tolerar la ingesta oral, tiene vómito excesivo, requiere de narcóticos por vía intravenosa, o si los síntomas y signos indican un aumento en la intensidad de la enfermedad.
Se debe tener cuidado en los ancianos, ya que no suelen tolerar el tratamiento ambulatorio y puede requerir una observación más detenida para la progresión de la enfermedad.
A pesar del tratamiento agresivo con antibióticos, algunos pacientes evolucionan y requieren intervención quirúrgica.
Los pacientes requieren una conducta agresiva por parte del Coloproctologo cuando tiene episodios recurrentes de diverticulitis, empeoramiento de los síntomas a pesar del tratamiento médico, presencia de enfermedad complicada, y episodios agudos en pacientes inmunocomprometidos.